viernes, agosto 17, 2012

Carta a mis hijos cuando cumplimos 40 años de matrimonio. N° 3.

diario de viaje 3

07-09-2007
19:00
From russia with love




Estamos zarpando de St Petersburg rumbo a Helsinki. Estuvimos tres días en la segunda ciudad rusa, con bella arquitectura, canales, y monumentales iglesias coronadas con cebollas de oro y colores.
Hace unos días, estuvimos en Tallin, Estonia, ciudad pequeña amurallada, la caminamos entera sacamos fotos y observamos que creen que los turistas son tontos a juzgar por lo que piden por sus souvenirs. Ni un dólar por ladrones.
Como notarán este diario está bien fome porque los excesivos maltratos de a bordo nos tienen resblandecidos. Además la KGB tenía interferido Internet, por lo que se me olvidaron muchas cosas agudas que iba a comentarles.
En nuestra estadía en St Petersburg tomamos 4 tours, todos muy bien hechos, con guías en inglés que hacen bien su oficio sin ponerle más color del necesario. La confusión que tengo de Catalinas, Nicolases, Pedros, Alexanders, zares y emperadores, los salva de recibir el relato de sus proezas. Lo que sí impresiona es estar en los lugares de estos países en que vaya que han pasado cosas. Un sitio de esta ciudad duró tres años, y sólo de hambre murieron 700 mil personas, si mi inglés no me falla. Mucha destrucción y reconstrucción.
El miércoles fuimos al ballet, tocó El Lago de los Cisnes, donde a pesar de mi pronóstico, me mantuve alerta, y no en suspenso como en aquel planetario de Londres. Harto bien bailan esas ñatas. En un toque de exquisitez de la organización del barco, tuvimos, post función, una interviú con la prima ballerina. Una flaca larga, buenamoza y tímida, que quería fotografiarse conmigo pero la bruja no nos dejó.
Hoy fuimos al museo Hermitage, grande, muy grande.
Uno de cada 10 o 15 autos es Lada, el resto europeos y japoneses. En las calles hay algunos avisos de Coca Cola, Pepsi, Kentucky Fried Chicken, Citibank, IBM, y cosas así, pero les falta comercio. No está ni Ripley ni el Líder.
Los de inmigración son unos jodidos. Sin visa no se puede pisar la ciudad. No obstante, a los pasajeros de cruceros nos dan un pase rojo, (resabios), siempre que se haya contratado un tour en el bote. Como hicimos 4 tours, entramos 4 veces a Rusia, obteniendo un pase cada vez. Aparte de comprar medallas y monedas antiguas, nos escapamos una vez al bajarnos del bus, y volvimos una hora más tarde. Un guiño mío a la rusa de la policía, y recobramos nuestra libertad a bordo. Es que un latino aquí mata.
Mañana estamos de aniversario de matrimonio, forty years, what a performance! Reservamos para el dinner el restaurant italiano donde tomaremos Chianti, con pastas y prosciuttos para iniciar los segundos cuarenta.

Besitos de papá

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