01-09-2007
6:21
saliendo de inglaterra mar del norte
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Salimos el martes 28 de agosto desde Santiago hacia Londres.
Pasajes en ejecutiva, otra cosa. Se puede dormir en cómodos
asientos que se extienden casi totalmente.
Como siempre mucha comida y bebida, y cuesta controlarse
para no pagar después con hinchazones, flatulencias y acideces.
La mamá resfriada con muchos mocos, yo superando mi gripe
con un maravilloso Ketoprofeno recetado por el yerno médico. Justificó la
carrera.
Londres con un clima grato. Tomamos el metro para ahorrarnos
unas 40 pounds .
Finalmente el hotel estaba a tres cuadras de la estación correspondiente.
Nuestras valiosas maletas Tumi se desplazaron gráciles por las veredas de
Piccadilly hasta alcanzar el 116 del Athenaeum. Fea fachada, magnífico hotel.
Covent Garden a pie, mucha gente, mimos, payasos,
tragasables y demases.
Observamos que la pound ($1.000 +), es como un dólar en USA.
Un viaje en metro ¡4 pounds! Es cierto que si uno paga 5.1 pounds obtiene un
ticket para todo el día.
Cansados, pero no sin antes comer en un Angus Steak House, nos
retiramos temprano y a las 9 PM estamos sleeping.
Dia 30, cultura en Tate Gallery, a ver a mi querido Turner y
sus cuadros neblinosos. No estaba el de la locomotora que descubrí que estaba
en la National
Gallery.
Para cumplir con la segunda versión de la crema catalana en
St Martin in the Fields, vamos a Trafalgar Square. St Martin cerrado hasta
octubre por restauración. ¡Qué novedad en Europa! En fin, las segundas partes
nunca fueron buenas.
Con hambre, nos metemos a la cafetería de la National Gallery ,
hamburger gigante para mí y Meat Balls de cordero para ella. Una cerveza amarga
y tibiona para deglutir la
hamburguesa. La cuenta: como 30 pounds .
Ya en la
National Gallery una visita rápida. Turner me espera en su
locomotora, Renoir y su cuadro de los paraguas pagan el viaje.
A estas alturas el shopping empieza a manifestarse como
síndrome de abstinencia en la
Ana María.
Fugaces visitas a las tiendas muestran que es posible
encontrar saldos en oferta realmente baratos. Un polerón para Gaspar inicia el
juego, disimulando la preferencia por la nueva nieta.
Encontré unos pantalones beige de 31 pounds en 9 y que, al
pasar por la caja, quedaron en 5. Great deal!
Hacemos ‘saludable’ con protesta de la esposa que me obliga
a salir de noche a buscarle galletas y chocolates. Encuentro nachos y Snickers
que los devora como una homeless.
Día 3 en Londres, el furor shoppero es incontenible. Rumbo a
Harrod´s. Bonita tienda. Nadie compra, poca gente, precios insólitos. Es el día
del aniversario de la Diana, cada cierto rato piden 2 minutos de silencio por
ella y el Dodi (hijo del dueño). Eso es gratis. A las once, gran despliegue,
entra Al Fayed padre, rodeado de más seguridad que un presidente. Los
vendedores de perfumes guardan sus cartoncitos fétidos y simulan una oración.
Volvemos a pie para quemar muffins y otras ingestas hacia el
hotel, justo para tomar el taxi al muelle del puente de Londres donde está
nuestro bote.
Observamos lo jóvenes que somos al lado de nuestros
compañeros de viaje. Era sólo una primera impresión, hay también algunas
jovencitas deseables.
Buen camarote, amplio, con walking closet, baño con tina,
estar, terraza, frutas, tragos y servicio de muchachas filipinas 24 horas al
día, ¿incluso aquello?
Cena fina, vinos chilenos y californianos, petit fours y
todas esas cosas que tanto daño hacen.
Hoy 1° de Septiembre, intentamos hacer el laundry, pero las
gringas prepotentes dejaron sus calzones cagados lavándose y no volvieron. Ana
María, ser india pero no tonta, sacó esa ropa y puso la suya. Gresca
arbitrada por un marido sensato que hizo ver a su wife el letrero ‘Don’t leave
your clothes unattended’. Triunfo para el tercer mundo.
Continuará.
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